Buitre negro americano o Jote de Cabeza Negra
(Coragyps atratus)
DISTRIBUCIÓN. Desde América del Norte hasta la
totalidad de Argentina, Uruguay incluido.
DESCRIPCIÓN. Mide 53 cm. Negro, en vuelo se le ve una
mancha blanca en las puntas de las alas y el resto del ala negra;
cabeza negra y cola corta.COMPORTAMIENTO. Se mueve en grupos numerosos según la oferta de alimento. Es muy confiado. Se suele ver varios ejemplares posados en los árboles con las alas abiertas para tomar sol.
HÁBITAT. Casi todos los ambientes; es común en lugares llanos y sin vegetación -al contrario de lo que ocurre con el de cabeza roja-; en zonas en donde la agricultura avanzó mucho, se desplaza hacia otras nuevas áreas.
ALIMENTACIÓN. Es carroñero y se reúne en grandes grupos para comer. Prefiere los cadáveres de animales de mayor porte. Lleva a cabo grandes disputas para determinar quién se alimenta primero. Es más agresivo que el jote cabeza roja a la hora de comer. Desgarra con el pico las partes más blandas de los grandes animales muertos, en costa rica y en el Amazonas saquéan nidos de tortugas marinas y de agua dulce, también devoran las crías recien salidas del cascarón.
NIDO. Anida como el jote cabeza roja, pero frecuenta más los huecos de las plantas como el ombú u otros árboles, para depositar sus 2 huevos blancos con manchas castañas y grises. La incubación dura unos 40 días. Los pichones se quedan en el nido durante 10 semanas y son alimentados por ambos padres mediante regurgitaciones hasta sus primeros vuelos. Luego siguen a los adultos durante un largo período para conocer los lugares de alimentación.
Relato de Antonio Ripoll Castro de su encuentro con
estas aves.
Yo estaba yendo a la Reserva de Flora y Fauna Pan de
Azúcar, ubicada al pie del Cerro Pan de Azúcar, cerca de la
pequeña ciudad de Piriapolis, ubicada al sur del Departamento de
Maldonado, Uruguay, Estaba allá con mi padre Alberto, su novia
Sandra, sus dos hijas mellizas Leticia y Agustina, su amigo de
Argentina, Santiago Zorrilla, su esposa y su hija.


Cuando entre en la reserva, me sorprendió la cantidad
de Buitres negros o de cabeza negra que había, estaban en todas
partes, mientras observaba los primeros recintos, habían decenas de
buitres negros volando en el aire, habían grupos de ellos sobre
algunos recintos, tomando el sol exponiendo la espalda y estirando
las alas, usándolas como paneles solares, así se aprovechaban de el
color negro que les recubre la piel, las plumas, las escamas de sus
patas y la queratina de las garras de estas, como las tortugas de
agua dulce al tomar el sol estiran sus patas traseras para usarlas
como paneles solares, habían otros sobre los postes de luz, sobre el
Tanque de agua de los baños públicos, y sobre los eucaliptos, todos
más confiados de lo normal, aunque si te les acercas demasiado se
espantan por supuesto, pareciera que esperaran que algún animal
muera o dejara carne sin consumir, o que algún visitante cometa un
accidente que le cueste la vida, no sabía porqué se congregaban
tántos ejemplares, pero era evidente que observaban cada movimiento
de la gente y de los animales, vi un ejemplar que se aventuró en el
límite de un recinto enorme vacío, un recinto enorme de carpinchos
y uno de yacarés overos (Caiman latirostris) cuando llegó,
inmediatamente le siguieron dos más, parece que había quedado algo
de alimento para los animales ya que los buitres estaban picoteando
algo en el suelo, un ejemplar valiente se adentró en el recinto de
las tortugas y yacarés, pero se mantenía sobre el letrero de la
información de los yacarés overos, por una buena razón, un inmenso
yacaré de dos metros estaba a 3 metros y 1/2 de él, el buitre bajó
al suelo en un intento de valentía para encontrar alguna sobra pero
cuando inmediatamente bajó, el yacaré se movió para acercarse a
el, el buitre se asustó y voló hasta la cerca del recinto, después
me tuve que ir y seguí mi camino con mi padre y compañía.
Esta publicación está dedicada a Santiago Zorrilla
y su familia, quienes me acompañaron en esta experiencia.

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